Uno de los mejores recuerdos de mi infancia en la cocina es estar sentada a la mesa, con mi madre o mi abuela, desenvainando habas y comiéndome las pipas crudas, o guisantes (o como le decimos en Málaga, chicharos), o deshojando alcachofas, mordiendo la parte inferior de la hoja, blanca y blandita. Es tiempo de habas, y hace unos días, mi marido se trajo del mercado un kilito de habas muy fresquitas con las que tuvimos para dos platos: una ensalada de patatas con las pipas y una tortilla de habas.
Es un plato muy fácil de hacer, para empezar se van cortando las puntas de la vainas y se les va quitando los hilillos, igual que se hace en las judías verdes. Se cortan en trozos y se enjuagan y escurren bien.
Después se ponen a saltear, con un poco de sal, vainas y pipas, todas juntas. Se les añaden huevos batidos (los que se quieran, para hacer la tortilla más o menos grandes) y se va friendo la tortilla, dándole vueltas en la sartén hasta que esté doradita, y lista.
A lo mejor hay alguien que no le guste, porque las vainas pueden ser ásperas al paladar, pero a nosotros sí que nos gusta mucho. Os pongo también una fotillo del corte.
Comentarios
Besos y feliz semana!
Nasy
las habas es verdad que no le gustan a todo el mundo. Cuando yo era pequeño las odiaba, y el caso es que ahora me gustan mucho, aunque hace mucho que no las como....
Besos!!!