CAPRICHO #389: Pipas garrapiñadas



A veces pienso que se me va la pinza en el tema culinario, cuando se me mete una idea en la cabeza como que no paro hasta darle forma; a veces es un fracaso absoluto y me quedo enfurruñada para todo el santo día, pero otras veces, oye, como que la cosa sale bien o muuuuuy bien y mi autoestima se viene arriba y la euforia me dura unos cuantos, más cuando la elaboración de la receta resultó ser más ardua de lo que esperaba.

Ese es el caso de esta receta, que sí, que ya sé que con la trabajera que tiene vale más la pena gastarse el dinero y comprarlas hechas que hacerlas una misma pero, ¡¿y lo contenta que yo me he puesto?!

Se trata, nada más y nada menos, que de PIPAS GARRAPIÑADAS, aunque se puede garrapiñar cualquier fruto seco, pero esta vez fueron pipas.

Necesité:

- 125 grs. de pipas peladas

- 125 grs. de azúcar

- 125 grs. de agua

- 1 cucharada de esencia de vainilla

- Zumo de medio limón

Y así las hice:

En una sartén coloqué todos los ingredientes, y puse a calentar a fuego medio removiendo para que se mezclaran bien. Fui jugando con la intensidad del fuego, removiendo de vez en cuando y dejando que se evaporara todo el agua.

Una vez que ésta se evaporó, retiré la sartén del fuego y ahora viene la parte más tediosa de la elaboración: hay remover hasta que el azúcar tome aspecto como de arena. Os aseguro que llega un momento en el que no sabes si al final vas a tener que terminar tirando la sartén con todo su contenido, pero no, al fin se consigue la textura deseada.

En ese momento, volví a poner la sartén en el fuego, esta vez, suave y de nuevo, venga a remover y remover, separando las pipas y dejando que el azúcar se fuera caramelizando y cogiendo ese color caramelo tan bonito. El olorcillo es realmente delicioso.

Cuando las tuve ya caramelizadas, las esparcí sobre una bandeja con papel de horno, separaditas y dejé que enfriaran.

Están deliciosas, solas o como ingrediente recetas dulces o saladas, pero un consejo, las que no utilicéis, guardadlas en un tarro y escondedlo bien, porque si no, vais a estar yendo y viniendo al tarro hasta que le veáis el fondo.

Otro consejo más, esta vez doble: si el fruto seco es más grande os será menos cansino tanto remover y dejadle la piel (no la cáscara, je,je) porque cuando estéis removiendo apartado del fuego, ésta se volverá blanquecina y será una pista para que sepáis cuando tenéis que volver a ponerlo en el fuego.

Comentarios

Cuanto tiempo hace que no las tomo...y que recuerdos...son una delicia!
JL Gupanla ha dicho que…
que curioso...y vaya berenjenales en los que te metes...!!!! bssssss
kesito ha dicho que…
Juraría que ya no te queda ni una pipa ehhh???
Pués, este capri me lo tengo que aguantar, de momento pero, se queda en mi disco duro, o sea, mi cabeza para elaborarlas en lo más mínimo... o sea, el tiempo jajaja. pero, de buena gana, metería mano a ese plato lleno y tan hermoso.
Muuak
Cuina La Peladilla ha dicho que…
Estas pipas devén estar buenas, buenas, pero tienes un blog fantástico, y tengo un regalo para ti en mi blog, ven a recogerlo, a cuina la peladilla, te espero, un gran beso.