Hace unos días, leí una entrevista que le hicieron a Dani García sobre la comida de Cuaresma. Palabras textuales del cocinero: “El bacalao y las torrijas son el santo y seña de la cocina de Cuaresma.”
Y, hablando de torrijas, en dicha entrevista, mencionó una receta de torrijas de su menú que, sinceramente, me llamó mucho la atención, tanto que me decidí a hacerlas, claro está, a mi manera, porque mira que busqué y busqué y no encontré la suya, pero tuneando un poco aquí, otro poquillo allí, me han salido unas torrijas…¡uhmmmmm, de chuparse los dedos!
Y, hablando de torrijas, en dicha entrevista, mencionó una receta de torrijas de su menú que, sinceramente, me llamó mucho la atención, tanto que me decidí a hacerlas, claro está, a mi manera, porque mira que busqué y busqué y no encontré la suya, pero tuneando un poco aquí, otro poquillo allí, me han salido unas torrijas…¡uhmmmmm, de chuparse los dedos!
Así son mis Torrijas de chocolate blanco y coco:
Lo primero que hice fue comprar el pan, en mi panadería habitual, que como ya he comentado otras veces, para estas fechas tienen un pan especial para torrijas, tipo pan de molde tamaño canapé, de sabor dulce. El paquete trae alrededor de 26-27 rebanaditas.
Las dispuse sobre una bandeja donde las iba a remojar con lo que explico a continuación: En un cazo vertí 1 brick de 200 ml. de nata, 75 grs. de chocolate blanco y 2 cucharadas de esencia de vainilla. Calenté hasta derretir el chocolate y añadí después como medio vaso de leche. Lo aparté del fuego para dejarlo templar (lo vertí en una jarra medidora, la cantidad resultante fue 300 ml.). Una vez templada, vertí la mezcla sobre el pan y dejé que emparara bien un ratito.
Después, en una sartén añadí 50 grs. de mantequilla, la derretí a fuego suave, añadí 2 cucharadas de azúcar, removí para tostar bien y, después, un chorrito de agua. Seguí removiendo y cuando espesó un poquito fui colocando las rebanaditas, para que se fueran dorando, dándoles vueltas para que se hicieran por ambos lados. Como veis, las torrijas no van fritas, sino algo así como tostadas.
Una vez doraditas las fui sacando a un plato (ojo, sin papel, que se pegan). Cuando las hice todas (a mitad de la faena tuve que añadir más mantequilla, azúcar y agua, en las mismas proporciones anteriores), las espolvoreé con coco rallado y listas para comer.
El sabor es fabuloso, entre el coco, el chocolate, la vainilla y el azúcar caramelizado casi se peca de gula. Si queréis leer la entrevista completa, podéis pinchar aquí, y si queréis saber más de este fantástico cocinero malagueño, aquí.
Lo primero que hice fue comprar el pan, en mi panadería habitual, que como ya he comentado otras veces, para estas fechas tienen un pan especial para torrijas, tipo pan de molde tamaño canapé, de sabor dulce. El paquete trae alrededor de 26-27 rebanaditas.
Las dispuse sobre una bandeja donde las iba a remojar con lo que explico a continuación: En un cazo vertí 1 brick de 200 ml. de nata, 75 grs. de chocolate blanco y 2 cucharadas de esencia de vainilla. Calenté hasta derretir el chocolate y añadí después como medio vaso de leche. Lo aparté del fuego para dejarlo templar (lo vertí en una jarra medidora, la cantidad resultante fue 300 ml.). Una vez templada, vertí la mezcla sobre el pan y dejé que emparara bien un ratito.
Después, en una sartén añadí 50 grs. de mantequilla, la derretí a fuego suave, añadí 2 cucharadas de azúcar, removí para tostar bien y, después, un chorrito de agua. Seguí removiendo y cuando espesó un poquito fui colocando las rebanaditas, para que se fueran dorando, dándoles vueltas para que se hicieran por ambos lados. Como veis, las torrijas no van fritas, sino algo así como tostadas.
Una vez doraditas las fui sacando a un plato (ojo, sin papel, que se pegan). Cuando las hice todas (a mitad de la faena tuve que añadir más mantequilla, azúcar y agua, en las mismas proporciones anteriores), las espolvoreé con coco rallado y listas para comer.
El sabor es fabuloso, entre el coco, el chocolate, la vainilla y el azúcar caramelizado casi se peca de gula. Si queréis leer la entrevista completa, podéis pinchar aquí, y si queréis saber más de este fantástico cocinero malagueño, aquí.
¿Habéis visto que nazareno más chulo? Va relleno de merengue y se puede comprar de chocolate negro o blanco. Mi hijo, en cuanto lo vió, me dijo: "¡mami, cómprame uno!"
Comentarios
Seguro que en le plato no quedó ni una.
El nazareno que pasada además chocolate y merengue da penita comerlo, pero estaría delicioso, que golosonas somos jajajjajaj
besos guapa
felices días aunque lluviosos
Besotes preciosa.
Espero que estés un poco más relajada con las vacas.
Aaaaah, y me ha encantado el cambio que le has dado al blog, está chulísimo.