CAPRICHO #295: Torrijas con Baileys y chocolate





Es tiempo de Cuaresma, y a nivel gastronómico, queramos o no, la celebramos todos, creyentes y no creyentes. ¿Quién se resiste a un buen trozo de bacalao frito? ¿Y al ajoarriero? ¿Un potajito de vigilia?... En cuanto a dulces, si polvorones, mantecados y turrones hacen su “diciembre”, la torrijas hacen ahora su “marzo” o “abril”. Desde las más clásicas a las más innovadoras, no pierden su esencia de plato de aprovechamiento o como digo yo, de recursos.

Mi relación con las torrijas se remonta al año 1982, cuando estudiando 2º de BUP, elegí Electricidad como asignatura optativa de E.A.T.P. (nunca he sabido lo que significaban estas siglas). Cómo el Dibujo Técnico no era lo mío y en temas manuales y costuriles había quedado bastante traumatizada con la Madre Juliana en mis años de EGB, me pareció más interesante aprender a saber montar un enchufe o hacer un sistema de llaves conmutadas. El profe que impartía la asignatura era en realidad profesor de Matemáticas, así que creo que casi aprendió a la par nuestra con el manual que siempre traía. Cómo el manual era cortito y se acabó pronto, tuvo que idear trabajos nuevos como fueron hacer un telar y, claro está, aprender a cocinar torrijas.

Aquello más que una clase práctica se convirtió en una merienda práctica. Nos agenciamos una cocina de butano de alguno de los conserjes del insti, adecentamos el patio para la merienda y compramos los ingredientes para la receta. Recuerdos de aquella merienda, muchísimos, plagados de carcajadas, como los enormes panes catetos que compramos o el bailao de pasodobles que nos pegamos tras zamparnos aquellas megatorrijas que nos salieron.

Mucho ha llovido desde entonces, pero cada vez que las compro o las hago, la cabeza y el corazón se me llenan de recuerdos,… y los oídos, de las voces de mis hijos diciendo: ¡otra vez mamá con la batalla de las torrijas!

Cómo no quiero que vosotros me digáis lo mismo, la receta es superbreve, simplemente la releéis en su entrada original y sustituís el vino dulce por un buen chorrete de Baileys. Una vez hechas, las bañáis en chocolate.

Espero que las disfrutéis tanto como nosotros.

Comentarios

Delicias Baruz ha dicho que…
Tienen que estar deliciosas, un 10 para EATP, me quedo viendo más caprichos. Un saludo, Clara.
Inmaculada ha dicho que…
Ummm.... yo las he probado, riquiiiisimas. Gracias guapisima.
Isabel Aguilera ha dicho que…
Bueno,
esto si que es un capricho.
Que delicia.
Tengo que hacer yo torrijas, que aun no las he preparado.
Un saludo.
Dolores-MiGranDiversion ha dicho que…
Seguro que el baileys le da un sabor especial

Besos